martes, 2 de octubre de 2012

Aforismos: Una mano llena de tizne... 13 mil años después alguien escribe "yo estuve aquí" (Eduardo Galeano, 3:58)


Tras un largo proceso de selección he elegido este aforismo porque me ha parecido uno de los más visibles o palpables en nuestro día a día. Esta reflexión hace referencia a la necesidad inherente al ser humano de "dejar huella", es decir, de no pasar desapercibido tanto en la Historia como en la intrahistoria.

Desde que el hombre es hombre ha dejado marcas a su paso, comenzando por las pinturas rupestres que, pese a los siglos de distancia que nos separan de ellas, han perdurado casi intactas en las paredes de las cuevas y, aún más, han permitido a antropólogos e historiadores conocer cómo eran y cómo vivían nuestros antepasados más lejanos. Si esta era, además de su utilidad mágica, una de las funciones de aquellas pinturas, debemos reconocer que han conseguido su propósito.

En los cursos de Historia del Arte se empieza por este tipo de huellas, consideradas el inicio del arte, el inicio de uno de los recursos más utilizados del hombre para permanecer en la memoria de la historia. Y es que desde las pinturas rupestres, el arte egipcio y su sentido de la permanencia en el más allá, pasando por los clásicos, los renacentistas, los artistas barrocos... y llegando a los graffitis, a las simples fechas y firmas realizadas con rotulador permanente en las puertas de algunos baños y  acabando en toda clase de arte urbano, esconden esa necesidad del hombre de hacer cosas grandes y visibles para el resto de la sociedad, esconden la necesidad de la memoria, del ser recordado y del permanecer en el mundo incluso después de la muerte.

Ahora lanzo mi pregunta: ¿Acaso el recuerdo y la memoria son una defensa humana ante lo inevitable de la muerte?

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